El Hipódromo de Santo Domingo.

“Ayer tarde ante una concurrencia numerosísima, muy superior a la capacidad del local, se efectuó la inauguración del hipódromo de Santo Domingo, ancioso sitio de deportes que viene a llenar una necesidad que se dejaba sentir y en la cual nuestro público, falto de diversiones, podrá gozar diversos espectáculos tal como las carreras de caballos, iniciadas bajo los augurios del éxito cabal”, Jacinto Sivestre, Listín Diario, marzo 1, 1919, p. 1.

Día como hoy,  hace más de cien años.

New York, New York, febrero 27, 2024 – Paradógicamente como suena, para la segunda década del siglo pasado, existían hipódromos en Santiago y en San Pedro de Macorís, primero que en Santo Domingo, la capital dominicana.

En la capital, sin embargo, eran populares, las carreras de burros.

“Con verdadero éxito se llevó a efecto ayer tarde la corrida de burros organizada por el club Unión. Concurrieron unos veintes jinetes, enmascarados. Todos los balcones del trayecto estaban cuajados de bellezas y una inmensa concurrencia llenaba las aceras, desde la esquina de la calle 19 de Marzo, punto de partida, hasta el parque Colón. Eduardo Pellerano S., Luis  Eduardo Henríquez y Geo Pou, se llevaron los tres primeros lugares”, Listín Diario, febrero 7, 1910, p. 3.

El comienzo

Con victorias de los ejemplares nativos Colombina, Prim y Hatuey y los importados Katinka y Littleman, se inauguró el jueves 27 de febrero del 1919, el hipódromo de Santo Domingo, primer parque de carreras de caballos en la ciudad capital.

Juan S. Durán, bajo el apodo de Jacinto Silvestre, cubrió este evento, siendo de ese modo el primer cronista hípico de la capital.

Durán pertenecía al elenco de la Redacción del Listín Diario. Unas semanas después, fue sustituido por Centauro, quien se convirtió en el cronista oficial de dicho rotativo.

Centauro

Un cronista hípico, Francisco Ureña Hernández, mejor conocido como Centauro, fue luego elegido primer presidente de la Asociación de Cronistas Deportivos de Santo Domingo, en 1929.

Cambio de nombre

Convertido en Campo Deportivo La Primavera, en el mismo se inició la rivalidad entre los eternos “enemigos”, Amarillos, luego Azules del Licey y los Capitaleños de los Escogidos, después Leones del Escogido.

Diferentes actividades

En este lugar se celebraron los torneos locales entre Licey y Escogido en 1922 y 1924 y los nacionales entre Licey, Escogido, Toros de Santiago y Panteras de Macorís, en 1923, y Licey, Escogido y Águilas Cibaeñas o Sandino, en 1929.

Allí también iniciaron sus carreras boxísticas, Luis E. Pérez, “Kid 22-22”; Carlos Manuel Mercado, “Papacito del Mercado” y Octavio Almonte, “ El Toro Isleño”, entre otros, cuando se legalizó el deporte de fistiana en el país,  a finales de la década del 1920.

El ciclón San Zenón

Como casi todas las edificaciones capitaleñas, La Primavera sufrió daños considerables, con el paso del terrible ciclón de San Zenón, que el tres de septiembre del 1930, destruyó por completo la ciudad capital. Con la construcción del Coliseo de Boxeo de Santo Domingo, en 1931 y el Complejo Deportivo Municipal en 1933, sus actividades disminuyeron por completo. Un partido de beisbol de segunda categoría, celebrado en octubre del 1938, marcó el principio del fin de este icónico lugar.

El final

El Deporte de los Reyes desapareció, y no fue sino hasta principios de la década del 1940, cuando surgió nuevamente el hipismo en el país, con la construcción de hipódromos en diferentes ciudades,  incluyendo al entonces majestuoso Perla Antillana, inaugurado el jueves 23 de febrero del 1944, en la capital dominicana.

Al Cierre

El jueves 23 de febrero del 1944, más de 10,000 fanáticos  asistieron a la apertura del hipódromo Perla Antillana, en el entonces ensanche Radhamés, hoy ensanche La Fe, en la capital dominicana. Relámpago, Flora, Camú, Quisqueya y Mao fueron los ganadores de la tarde hípica. Cacique, Inoa, Hatuey, Najayo y Dicayagua, llegaron en segundo lugar, respectivamente. Entre los asistentes se encontraban el presidente Trujillo; Rafael Esteva, presidente de la Comisión Hípica Nacional; Abad Henríquez, Administrador del hipódromo y Frank Hatton, Director General de Deportes. En este Complejo Deportivo se celebró en 1944, la serie Interantillana de Beisbol en la que el país derrotó ampliamente a Cuba, y Diómedes “Guayubín” Olivo, de los Leones del Escogido dejó sin hits y sin carreras a los Tigres del Licey en septiembre del 1947. “Al parque Perla Antillana en la tarde de hoy le corresponde la más formidable fiesta deportiva jamás celebrada en la República Dominicana y la más grande demostración de entusiasmo”, declaró el rotativo habanero Diario de la Marina, en su edición del 26 de febrero del 1944. Hasta la próxima, si Dios lo permite. Abur, abur.

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